El sol se escondió más. Oscureciendo incluso el gran patio. Tornándolo de un color opaco. Elizabeth la jaló, haciendo que pisara la grama, limpia y bien cuidada, con sus zapatos viejos y sucios. Ese tipo de hierba no se encontraba en su pueblito; por lo tanto, al caminar, la sintió dura y desigual. Perdió el balance. Dio pasos inestables hasta el punto de quedar cerca del suelo.
Hasta que una mano la ayudó a estabilizarse - Ten cuidado - Elizabeth la levantó - estas hierbas pueden hacer que te tropieces - María se estabilizó para luego caminar con cuidado exagerado - ¿nunca habías pisado grama?.
Negó con la cabeza - no, no hay de esto donde yo vivo - alzó la cara; pero no se animó a mirarla a los ojos.
-oh - atravesaron el lugar para luego entrar por la puerta del otro extremo - las habitaciones de nuestros hermanos están por esta área - el pasillo estaba repleto de ventanas del costado izquierdo. Pasaron por la última luz que atravesaba los espacios abiertos - te he preparado una jus