"Él es un demonio siniestro, atractivo como el pecado, alguien que incita a la peor perversidad, domina y saborea la inocencia" Aiden es arrogante, gruñón, presumido, orgulloso, posesivo, es el chico más popular y emana peligro, misterio y tiene la palabra "problema" Tatuada en la piel. Es la clase de chico de quien debería alejarme, pero no puedo habiendo una razón para ello; es mi mejor amigo, vecino, y primo del chico que me engañó. La gente lo respeta, le teme, pero yo no, sin embargo, todo cambia cuando un estúpido juego nos obliga a hacer cosas que jamás he hecho con un chico, marcándome como un territorio que nadie debe atreverse a pisar. Sin saber que Aiden no es el chico bueno que pensaba, sino, un cretino que guarda muchos secretos, y uno de ellos es que me ha comprado por medio de una apuesta, siendo líder y campeón en una organización de peleas callejeras e ilegales en dónde está en su mejor papel, y ese es el de hijo de manipulador.
Leer másSentir los labios de Xander King sobre mi piel, hace que pequeñas chispas cargadas de tensión se disparen por todo mi cuerpo, a mis diecinueve años podría decir que estoy completamente enamorada de él, o al menos eso es lo que pienso, ya que en el fondo, había alguien más ocupando mi estúpido corazón, alguien que compartía el mismo ADN que mi novio; Aiden King, su primo, ambos apuestos, sexys y muy parecidos, ya que compartían el mismo color de cabello, negro, y los ojos azules, solo que los de Aiden, mi mejor amigo, de un azul más intenso.
—Te quiero hacer mía, muy duro —me susurra agarrando mi trasero—. Me vuelves loco, Lilibeth.
—Lo sé —río.
Rodeo su cuello con mis brazos, es el día, estoy segura de ello, y es por eso que cuando baja a mi cuello al tiempo que estruja mis senos, comienzo a pensar que es momento de que ya es tiempo de subir a su habitación. Aprovechar momentos como estos en los que Aiden no se encuentra, ni su familia, es una oportunidad que debemos aprovechar, sin duda.
—Hazlo —inspiro profundo.
—¿Segura? —sus labios me hacen cosquillas cuando están sobre mi pecho.
—Sí —asiento.
Una parte de mi quiere hacer esto, otra, sabe que habla la calentura del momento, de cualquier manera, Xander es el indicado, llevamos más de cinco años juntos, así que ¿por qué no?
—Bien, nena —toma mi mano—. Andando.
Río por lo bajo mientras subimos las escaleras con prisa, los padres de Aiden eran famosos abogados y en estos momentos estaban cada uno en diferentes países, defendiendo a sus clientes, casi siempre estaban ocupados, por ello en la casa de los King, siempre había fiestas y los primos más temidos hacían lo que querían.
—Carajo.
Dice Xander en cuanto entramos a su habitación.
—No sabes cuánto he deseado esto —arguye estrechando mi cuerpo con el suyo.
Mete su lengua en mi boca, muerde mis labios, me toca con tanta intensidad que no me doy cuenta ni cuando me ha llevado a la cama, mucho menos soy consciente de que se ha quitado toda la ropa quedando solo en bóxer, hasta que comienza a despojarme de la mía. Me desabrocha el sostén y sus ojos obtienen un brillo que hace que mi corazón lata con fuerza.
—Joder, eres… joder, joder, Aiden me va a matar —tensa el cuerpo.
—¿Por qué mencionas a Aiden? —frunzo el ceño.
Sus ojos se anclan dos segundos en los míos.
—No dije eso, debiste entender mal —intenta volver a besarme pero me niego.
—No, dime…
—Joder.
Me baja las bragas, estoy a nada de patearle las pelotas, pero mi mente se pone en blanco al ver su pene una vez que se quita los bóxer. Me muerdo el labio inferior y tomo una larga bocanada de aire. Su miembro hace que trague grueso.
—Que jodida mirada tan sexy —ladea una sonrisa de media luna.
Recorro con la mirada su cuerpo bien estructurado, he escuchado tantas veces que la primera vez es tan dolorosa que en estos momentos no sé se si lo decían para asustar, o porque todos los penes del mundo son del mismo tamaño.
—Quiero hacerte mía —su voz es ronca y demasiado varonil.
Asiento.
Me abre las piernas y dejo caer mi espalda sobre la cama. Respiro profundo cuando…
—Espera —me incorporo.
—¿Ahora qué? —frunce el ceño agarrando su polla con la mano para enfilarla en mi coño.
—¿Y el condón? —enarco una ceja con incredulidad.
—Ah, cierto.
Se inclina para buscar algo en la cajonera de al lado.
—Mierda, no tengo —replica.
Comienzo a cerrar las piernas, él ve eso y el nítido enojo se palpa en sus pupilas. Realizo una mueca de desacuerdo.
—Creo que…
—No, espera —dice—. Aiden debe tener cajas de condones, siempre las usa, no tardo.
Y así como así, sin esperar respuesta alguna, sale de la habitación en pelotas dejándome sola. Me dejo caer de nuevo sobre la cama y al instante de hacerlo su móvil vibra, lo ha dejado sobre la misma cajonera a mi lado, me incorporo y la curiosidad me hace tomar el aparato, el nombre de Silver Smith; una pelirroja de ojos negros que es la p**a de Aiden, parpadea con insistencia, me muerdo el labio inferior indecisa hasta que por fin tomo el valor y respondo.
—Ya era hora de que contestaras —dice rápido sin darme la oportunidad de aclarar que soy yo—. Joder, estoy caliente, quiero que me des como lo hiciste esta tarde.
Sus palabras me caen como balde de agua fría.
—Eso que me hiciste con tu miembro antes de ver a Lilibeth, fue de lo más… —se queda callada—. ¿Por qué no hablas?
Cierro los puños.
—Porque no soy Xander —respondo—. Pero gracias por la información ¿puedo saber desde cuando has estado siendo su p**a? ¿Acaso Aiden no es suficiente para ti? Me pregunto que pensará cuando se entere de que te estás tirando a su primo.
Silver comienza a reírse y yo a cabrearme.
—Tú sí que eres una idiota —responde—. Yo me acuesto con los dos primos y ambos lo saben, por lo que Aiden está enterado, en cuanto al tiempo, llevo haciéndolo con tu querido novio desde hace tres años.
Mi corazón palpita con fuerza.
—Pero no te enfades con él —sigue—. Es normal en chicos que salen con mojigatas, tienen necesidades y cuando chicas como tú no los complacen, para eso estamos nosotras…
Cuelgo, la rabia comienza a consumirme y dejo el móvil sobre la cama, agarro mi ropa, me visto deseando que la oscuridad me engullera, la puerta se abre justo cuando estoy subiendo mis jeans.
—¿Pero qué m****a, Lilibeth? —tensa la mandíbula con tanta fuerza que temo escuchar el crujir.
No le respondo, tomo mis cosas, me acerco a él y sucede, le lanzo un puñetazo tal y como Aiden, mi estúpido mejor amigo me enseñó. Los nudillos me duelen, le he dado en la nariz ya que esta sangra. Las lágrimas llenan mis ojos y la barbilla me tiembla queriendo retener lo inevitable.
—No te vuelvas a acercar a mí, hijo de perro —mi voz es firme.
—Qué…
—Por cierto, acaba de llamar la p**a que comparten Aiden y tú para avisarte que quiere que te la tires como lo hiciste hace dos horas —arguyo.
—Mierda… escucha, lo puedo explicar.
Niego con la cabeza y lo aparto para salir se su habitación, la cual ya me estaba asfixiando.
—¡Lilibeth! —exclama a mis espaldas al tiempo que bajo las escaleras con impaciencia—. ¡Maldición, Aiden me va a matar!
Sigo sin entender por qué lo menciona, como si fuese un padre al que darle la queja, mi mejor amigo me mintió y mi novio me engañó, no quiero verlos a ambos.
—¡Lilibeth!
—¡Jódete, cabrón! —exclamo llena de rabia.
Llego hasta el vestíbulo, la puerta principal se abre y entra Aiden con una chica muy hermosa, colgada de su brazo, me ve y frunce el ceño.
—¿Qué sucede aquí? —pregunta con su voz ronca y gélida.
Los ojos de la morena que trae para follar, me recorren con rapidez, haciéndome sentir pequeña e insignificante por un par de segundos. No es que no crea que soy hermosa, lo soy, mi cabello rubio y mis ojos grises son mi mayor atractivo, soy consciente de que tengo un culo firme y unos pechos con una perfecta copa "C" Que muchas quisieran tener naturales, solo…
Recuerdo las palabras de Silver y me siento traicionada por mi mejor amigo. Por lo que me acerco a él dándole una patada en las bolas que lo hace soltarse de la chica e inclinarse del dolor.
—¡Joder!
—Pregúntale al gilipollas de tu primo —refuto—. O mejor aún, a Silver, después de todo ambos comparten a la misma ¿no? Maldito mentiroso.
No me espero a ver una reacción de Aiden, mucho menos a que Xander me de explicaciones, las cosas ya están. Por lo que salgo de la casa y camino a la mía, que está justo al lado, no entro porque sé que Aiden me va a joder, subo a mi auto, enciendo el motor viendo de soslayo como el traidor se mi mejor amigo sale de su casa para caminar echo una furia hacia donde estoy.
«No esta vez, Aiden»
Piso el acelerador y arranco sin mirarlo, no volteo atrás, solo sigo hasta alejarme de la zona de residencias, mientras conduzco conecto el móvil al sistema del auto y poniendo el manos libres llamo a la única persona que me puede ayudar en situaciones de crisis como esta. Elsa Verity, mi mejor amiga, una castaña de ojos verdes que se la vive en el club nocturno de su familia.
—¡Ragazza! —exclama al atender.
—Me engañaron —suelto apretando el volante con fuerza.
—¿De qué hablas?
—Los primos King, es que debí haberlo imaginado —lloro de rabia.
—No entiendo de qué hablas.
—Aiden y Xander se acuestan con Silver Smith, la p**a personal del que hasta hace pocos minutos consideraba mi mejor amigo —las palabras que brotan de mi garganta me parecen irreales dejando un sabor amargo.
—Oh, joder, ya lo sabes…
Casi freno de golpe al escuchar a Elsa.
—¿Qué has dicho? —sigo conduciendo—. ¿Acaso tú también sabías?
—Mierda —resopla—. Todos lo sabemos desde siempre ¿vale?
—¿Todos?
—Sí, la escuela, el pueblo entero, todos. Siento haberte mentido, pero tienes que entender que si nadie te ha dicho nada es…
Se queda callada.
—Habla, Elsa.
—No sé sí sea buena idea decírtelo, es decir…
—¡Habla! —exclamo.
—Aiden, él nos ha amenazado a todos. Solo puedo decirte eso.
Cuelgo, la cabeza me da vueltas y siento que el aire me falta, en un momento de arranque giro el volante, las llantas rechinan y acelero en busca de un sitio que no tenga nada que ver con alguien conocido. Aiden era un mentiroso, Xander me engañó con una p**a, y ahora Elsa, mi mejor amiga me estaba ocultando cosas de mi mejor amigo, todo era una m****a. Mis ojos arden, se llenan de lágrimas y pierdo la noción del tiempo hasta que llego a uno de los clubes nocturnos a los que suelo venir con Elsa cuando queremos pasar una noche de chicas.
Aparco en el mismo lugar de siempre, entrando el olor a cigarrillo y a alcohol me pica la nariz, no reparo en nadie pero de soslayo me doy cuenta de que robo la mirada de más de uno. Llego hasta la barra y le pido al barman un trago, estoy sola, ardida, dolida y despechada. Confiaba en Xander, en todos, pero tal parece que son una bola de traidores.
A los pocos minutos mi cuerpo se relaja, mis pensamientos no son los mismos y me dejo llevar por la música, me pongo de pie con la intención de caminar hasta la pista de baile, cuando me mareo y tambaleo.
—¿Estás bien?
Una voz masculina me hace levantar la mirada para encontrarme con un par de ojos caoba y sonrisa encantadora, el chico de cabello avellana me sostiene de los brazos evitando mi caída.
—Dios, lo siento…
—Eres Lilibeth, ¿cierto?
La pregunta me descoloca un poco y me paralizo cuando se atreve a tocar mi mejilla, nadie, a excepción de Xander y Aiden me ha tocado de ese modo, una de las razones es el traidor de mi amigo «si es que puedo seguir llamándolo así» ya que siempre ha ahuyentado a todos de mí.
—Eres amiga de Aiden King ¿verdad?
Ladea una media sonrisa y estoy a nada de abrir la boca para responderle, cuando en menos de un pestañeo estampa sus labios sobre mí, pero eso no es todo, ya que enseguida se escucha el murmullo de la gente.
—Joder, esto va para la página oficial de la escuela.
Me aparto de él y volteo a ver al nerd que alza su móvil luego de haber tomado una foto.
—Tú… —la palabra se me adormece.
—Lo siento princesa, pero Aiden se va a enterar de esto, él tiene ojos en todas partes —dice el chico mostrándome que ha posteado la foto.
—Mierda.
Miro al chico que me acaba de meter en serios problemas, porque Aiden es un dolor de culo, y pese a que me sonríe y que estoy un poco ebria, me enderezo.
—Soy Jonathan Baiden…
—Y yo soy Lilibeth Wingstor.
Acto seguido le doy un puñetazo y al instante mi móvil comienza a sonar, lo saco del bolsillo de mis jeans y trago duro al ver el nombre que parpadea en la pantalla con insistencia.
—Aiden —susurro con rabia y apago el celular.
AIDENHan pasado ocho meses desde la boda y aún no puedo creer que esté viviendo este sueño, mientras me doy una ducha rápida para llevar a Kaira a su cita mensual, porque sí, soy un maldito controlador de mierda, quiero que todo salga perfecto, tal y como vengo planeando.Kaira y yo no quisimos saber el sexo de nuestro bebé, queremos que sea una sorpresa, últimamente se ha vuelto una mandona de mierda cuando de comida se trata. Pero me hace feliz y yo a ella, así que sí, los dos… perdón, los tres estamos felices.Mi carrera como peleador profesional se posiciona al mismo nivel que el de Oliver, ahora nos vemos seguido, bebemos en la oficina o fumamos marihuana, resulta que Lilibeth y Kaira ahora son las mejores amigas, lo juro, las dos parecen putos siameses, se defienden la una a la otra a cada momento.Juro que esas mujeres nos van a sacar de nuestras casillas.—Aiden.La voz de mi esposa hace que cierre la llave del agua, recorro la puerta y miro como ella se sostiene el vientre d
AIDENJamás en la vida he estado tan nervioso como en este momento, los invitados llenan el patio de la casa en la que crecí, incluso mis padres asistieron, la madre de Lilibeth no para de hablar sobre lo maravilloso que fue su esposo, en el fondo, creo que solo se sintió sola todo este tiempo.Esperando junto con el padre a lo alto del altar que Xander y Elsa formaron, puedo ver todo desde una perspectiva diferente. Lilibeth mira a Oliver como lo que es, su mundo, mientras él le explica a Colette que no puede casarse con su primo Xan, el hijo de Elsa y Xander, por cuestiones de edad y esas mierdas.No permití que los medios intervinieran, los abuelos de Kaira me han dicho que Rafael por fin pudo olvidarse de ella y que ahora está emprendiendo un nuevo negocio, cosa que agradezco porque estaba a nada se romperle los huesos por intentar tocar lo que es mío.Así que ahora estoy aquí, esperando a la madre de mi hijo de cuatro meses y mi futura esposa; Kaira Cavalli, si me hubieran dicho
KAIRAPara cuando despierto, Aiden no está, me encuentro congelada de cierta manera en medio de la habitación de huéspedes, las lágrimas se derraman por mis ojos y quisiera correr directo al aeropuerto, pero sé que si lo hago, él no podrá conseguir su más grande sueño.Pese a que estoy dispuesta a luchar, duele como si hubiera desaparecido toda una vida de mi mundo, el ambiente está impregnado de su aroma. Tomo una bocanada de aire, salgo cerrando lento y voy a mi habitación, saco las maletas y comienzo a llenarlas con mis cosas.Irme un par de meses a Florida con mis primos, mientras él se acostumbra a lo suyo y yo paso tranquila los días mientras el embarazo avanza, no parece ser tan mala idea en mi cabeza.No me encuentro bien, pero eso no importa, para cuando termino, respiro hondo, estoy a nada de cerrar la última maleta, cuando el rechinar de unas llantas llama mi atención, con curiosidad me acerco a la ventana y casi me caigo de bruces al ver a Aiden King bajar del auto que man
AIDENNunca me habían apuñalado de esta manera, jamás, las palabras de Kaira me han cortado en lo profundo, quisiera decir que son mentiras pero lo vi, sus ojos… sus jodidos ojos me lo dijeron todo, aunque me dijera que no es verdad, lo hay en cierto modo.De hecho ese era uno de mis más grandes temores al salir, que si en algún punto de mi vida conociera a una chica y esta se enterara de lo sucedido, me diera la patada en el culo, me lo reprochara y no quisiera estar conmigo.Algo que pasó anoche, Kaira, la misma que creí diferente.—¿Estás bien?La voz de Xander me saca de mi ensimismamiento, le miro mal y le lanzo las llaves del auto.—Tú manejas —demando.—Yo lo hice al venir aquí.—Me importa una mierda, no me siento bien para hacerlo.Asiente sin decir más, es demasiado temprano y eso le molesta, apenas son las cinco de la madrugada, no quiero ver a los abuelos de Kaira, de vecinos o de lo que sea, y eso la incluye, por ello, en la noche lo hicimos. Xander saca la maleta con la
KAIRAPara cuando llego hasta donde están mis abuelos esperándome a las afueras del centro, mi corazón late desenfrenado, las lágrimas empujan fuerte, y, sin embargo, creo que lo que vi me sentó como una especie de liberación emocional. Mi abuela me sonríe mientras el abuelo está entretenido hablando con Jerry, uno de los vecinos. —¿Sucede algo, cariño? —me pregunta la abuela desvaneciendo su sonrisa cálida. Niego con la cabeza. —No, nada, Aiden está ocupado, mejor nos vamos. —Está bien, los vecinos se han adelantado para arreglar lo de tu festejo. Me rodea los hombros con sus brazos, hoy es mi cumpleaños y solo hay una razón por la cual mis abuelos no dijeron nada a Xander y a Aiden, y eso es a que hoy, después de decirle sobre mi embarazo, planeaba que cenáramos luego de la pelea, bueno, las cosas no siempre salen como uno quiere, él parece estar más entretenido en otra cosa. —Vale. Mi voz suena apagada como mi actitud, no me importa, solo quiero salir de aquí lo más pronto p
AIDENHacerme una paja pensando en alguien que tengo a solo un metro de mí, no es algo de lo que me sienta orgulloso. Pero aquí estoy, viendo como Kaira sale de la casa de sus abuelos en compañía del pijo de mi primo Xander. Hay algo que noto en ellos, es como si tuvieran una mirada cómplice que me deja un sabor amargo.Soy un buen observador, lo que me hace darme cuenta de que el idiota le dice algo, ella voltea a verme, asiente y camina hacia mí, jamás pensé que sentiría algo como esto por otra chica que no fuera Lilibeth, e incluso esto es más sólido, fuerte y grande. Verla caminar hacia mí provoca que mi polla se endurezca.—Suerte en tu pelea…Sus palabras se quedan suspendidas en el aire cuando rodeo su cintura y la atraigo hacia mi, besándola, sabe a menta, a deseo, cuando intenta apartarse de mí, le meto la lengua hasta la garganta, lamo y chupo sus labios hasta que los dejo hinchados.—Auch —chilla cuando se aparta de mí—. Eso duele.—Eres mía, que te quede claro —gruño en su
Último capítulo