Mientras Camila observaba la televisión y escuchaba con atención lo que decían sobre Julián en las noticias, la puerta de la habitación se abrió, era Silvia, quien tenía una expresión sombría y una manchas diminutas en tonos rojizos cerca del pecho.
Camila se levantó de su sitio olvidándose por completo de la televisión y de Julián, sabia que esas manchas debían ser lo que ella estaba sospechando, pero Silvia no parecía estar herida. Camino hasta el baño y Camila la siguió con la mirada, fue entonces que Silvia saco un arma, reviso que tuviera puesto el seguro y la coloco sobre el lavabo mientras ella se lavaba la cara.
—¿Te encuentras bien?—pregunto Camila preocupada por ella, no sabia adonde había ido y mucho menos lo que había hecho, pero de igual forma podía sospechar.
—Si, lo estoy—respondió Silvia con un humor negro y es que al no recibir respuesta ni de Roberto ni de Julián, tuvo que encargarse de los hombres que las estaban vigilando,
—¿Adónde fuiste?—pregunto Camila algo tími