El Alzamiento del Pueblo
El aire en los barrios bajos era una mezcla de miedo y una furia apenas contenida. La brutal represión del Rey, con sus Espías de Capa Negra, había dejado una estela de destrucción y desesperación. Las calles estaban vacías, las tiendas cerradas, y el silencio, antes desconocido, ahora era un manto opresivo. Pero bajo esa superficie de miedo, una marea de indignación comenzaba a agitarse. La semilla de la rebelión, sembrada por Conan y Kaida, y regada por la brutalidad del Rey, estaba a punto de florecer.
En la bodega abandonada, la alianza se reunió bajo la luz parpadeante de las antorchas. Orlo, con su rostro lleno de una furia helada, golpeó la mesa con un puño. —¡No podemos esperar más! El pueblo está sufriendo. Tenemos que actuar. Tenemos que mostrarles que no están solos.
Gonzalo asintió, su armadura crujiendo. —El Rey está ciego. Isabel lo ha manipulado. Pero la brutalidad de sus espías ha desatado una fuerza que ni ellos podrán controlar. La gente está