Silvio: El Héroe Anónimo y la Voz del Pueblo
Silvio, el herrero que había sido una pieza en el juego de Isabel y luego el catalizador de la rebelión, se había convertido en un héroe anónimo, la encarnación de la voz del pueblo en el Amanecer Dorado de Veridia. Su historia, la del hombre común que se atrevió a decir la verdad, era susurrada en los mercados y contada en las nuevas escuelas como un ejemplo de valentía y justicia. Aunque no buscaba el reconocimiento, su vida se había transformado, convirtiéndose en un símbolo viviente del nuevo orden.
Tras el juicio de Isabel y la consolidación del reinado de Kaida, Silvio fue indemnizado generosamente por los daños sufridos y su pequeña herrería fue reconstruida con la ayuda de la comunidad. Sin embargo, lo que más valoraba no era la riqueza, sino la libertad y la dignidad que había recuperado. Su herrería, ahora próspera, se convirtió en un punto de encuentro en los barrios bajos, un lugar donde los vecinos podían conversar abiertamente