"Patricio"
Abroché sin prisa los botones que había desabrochado de la blusa de Lisandra. Ella me miraba a los ojos mientras lo hacía. Cuando terminé la besé antes de que se bajara de mi regazo. Se despertaba tan hermosa, despeinada y con los ojos perezosos. Se bajó de mi regazo y se puso de pie, se alisó la falda y, con las manos en las caderas, onduló el cuerpo para acomodársela, de esa manera que me dejaba hipnotizado con sus curvas. Yo la miraba descaradamente.
—¿Disfrutando la vista? —sonrió al preguntar.
—¡Siempre! Pero ya sabes, ¡es una vista maravillosa! —Su sonrisa se ensanchó con mi respuesta. Me senté en el borde del sofá y le extendí la mano—. ¡Ven acá! —Vino de buena gana y se sentó en mi pierna—. ¿Dormiste bien?
—Sí, siempre duermo bien contigo. —Su declaración hizo que mi pecho se llenara de alegría.
—Entonces necesitamos hacer esto siempre, porque yo también siempre duermo bien contigo.
—Qué bueno, somos el remedio contra el insomnio el uno del otro. —Se río ligera