"Patricio"
Lisandra trataba de debatirse bajo mí, pero la mantenía en su lugar, con cuidado de no lastimarla, pero sin dar espacio para que saliera corriendo.
—¡Suéltame! —Golpeó con el puño cerrado mi pecho.
—No puedo, solo tienes sujetador puesto y ¡de ninguna manera otro hombre va a poner los ojos en lo que es mío! —Respondí y le di otro beso en el cuello.
—¡Yo no soy tuya! —Se quejó.
—Ah, sí lo eres, puedes estar enojada, pero eres mía. La forma como tu cuerpo reacciona a mí lo deja bien claro. —Reafirmé.
—Eres un... —Estaba roja y adorable debajo de mí.
—Un tonto. Lo sé. Pero vamos a resolver esto, mi dulce, porque soy tu tonto y no puedo vivir sin ti. —Hablé con calma y no podía quitarme la sonrisa del rostro. Tenía más certeza que nunca de que nos arreglaríamos, era solo cuestión de tiempo y de que hiciera lo correcto.
—Oigan, ¿saben que todavía estoy aquí? —Rick gritó de repente.
—Eso lo sé, Ricardo, solo no entendí por qué todavía no has salido y cerrado la maldita pu