"Manuela"
Volví a la mesa y Flavio se levantó para retirar la silla para mí, además de guapo y simpático, también es caballero. Así se hacía difícil ser virtuosa y recatada. Pero la fiesta estaba llegando a su fin, Meli y Nando me dejarían en casa, de modo que pronto tendría que despedirme de este hombre hermoso.
—Llavecita, sé que te estás divirtiendo, pero estoy muerta de cansancio, ¿podemos irnos? —Meli se acercó.
—Ah, Meli, ¿no me cortes el rollo? —dijo Flavio en tono de queja sin quitar sus ojos de mí—. Déjame, yo insisto en llevar a la Bajita a casa.
—Uy, ¡míralo todo lanzado! —rio Meli—. Eres igualito a tus amigos, ¿eh, detective? No pierdes el tiempo. Manu, diviértete —Meli me lanzó un beso y se dio la vuelta.
—No, Meli... Flavio, no te molestes, Meli me deja en casa —dije para que no se sintiera obligado a llevarme a casa.
—No te llevo, Llavecita, ahora eres del detective —con eso Meli se fue. Miré a Flavio y tenía una sonrisa triunfante.
—¿Ves? Ahora eres mía. ¿Me deja