"Manuela"
Cuando mi padre y mi hermano llegaron, sus reacciones fueron muy parecidas a la de mi cuñada. Me miraron perplejos y mi padre tenía lágrimas en los ojos.
— ¿Nadie va a darme un abrazo? —puse las manos en la cintura y reclamé, pues los dos estaban plantados frente a mí mirándome.
— Manu, ¿qué te pasó? —preguntó mi hermano y finalmente me abrazó, muy fuerte.
— Una amiga me ayudó a renovar mi imagen. ¿Qué te parece? ¿Me veo bien? —dije toda animada y di una vuelta sobre mí misma.
— ¡Estás hermosa, hermana! —mi hermano tenía la voz embargada—. Esos ojos... —mi hermano estaba demasiado emocionado, lo que me dejó confundida mirándolo—. ¿Dónde están las trenzas, el flequillo que escondía tus ojos y esas mejillas rosadas?
— Tu hermana ya no es una niña, mi vida —respondió Olivia por mí con una sonrisa.
— No lo es —mi padre se aclaró la garganta y me jaló para darme un abrazo—. ¡Mi hijita, estás hermosa!
— Se parece tanto a la-ay... —oí decir a mi hermano, pero no dijo a quién