"Manuela"
Mis días con Flavio eran perfectos, estábamos cada vez más compenetrados. Él me llevaba al trabajo, después a la universidad y me recogía allí. Íbamos a su casa y cuando llegábamos él ya había preparado algo para que comiéramos juntos. Después tomábamos una ducha y él me llevaba a la cama.
Me encantaba el sexo con él, nunca pensé que el sexo fuera algo tan poderoso, tan maravilloso y que pudiera despertar en mí esa necesidad de sentir su cuerpo junto al mío todos los días. A veces era deliciosamente intenso, o como él decía, bruto y rústico, pero yo adoraba eso, me encantaba cuando me tomaba con fuerza, como si necesitara mi cuerpo de una manera casi desesperada. Otras veces era lento y gentil y en esas ocasiones sentía como si él adorara mi cuerpo, como si me venerara y era casi como si tocara mi alma con las manos. La noche anterior había sido así, como si me marcara como suya en cada centímetro de mi cuerpo.
Desperté con sus besos en mi nuca, y su mano acariciando mi ca