CAPÍTULO 9. De la mentira pública a la humillación privada
CAPÍTULO 9. De la mentira pública a la humillación privada
Maggie no había querido responderle. ¿Para qué, si los dos sabían que no tenían más opciones? Así que seis horas después había tenido que hacer su maleta, cruzar hasta la “zona VIP” de la ciudad y salir de aquella camioneta con Jackson como si hubieran sido novios toda la vida.
Maggie se sentía como una actriz de telenovela de bajo presupuesto mientras cruzaba el umbral del lujoso edificio donde vivía Jackson. Iban de la mano, como una pareja que había planeado con ternura su futuro, cuando en realidad ella habría preferido ir de la mano de un cactus.
Pero había prensa en la puerta, y Jackson ya sabía perfectamente que en esta vida uno podía divorciarse o cometer fraude fiscal, pero nunca mostrarse débil ante los medios.
—Sonríe, futura señora Wyndham —le susurró entre dientes.
—Estoy sonriendo… por dentro, en cámara lenta y con sarcasmo —murmuró ella, sin perder la compostura.
Entraron a su nuevo hogar como si fuera la premie