CAPÍTULO 72. De una mujer sin compasión a un sueño angustioso
Desde el momento en que cruzaron el umbral del edificio, Maggie sintió que algo raro flotaba en el aire. El lugar olía a desinfectante y a secretos.
Jackson caminaba delante de ella con paso firme, como si estuviera cargando una verdad que pesaba toneladas. No intercambiaron muchas palabras mientras subían en el viejo y chirriante ascensor hasta el último piso, solo se escuchaba el zumbido leve de las luces y el crujido de los zapatos de Jackson sobre el suelo encerado.
Cuando llegaron, él sacó una llave de su chaqueta y abrió una puerta que parecía la entrada a una sala médica improvisada. Pero antes de permitirle dar un solo paso dentro, la detuvo con un gesto que era mitad vergüenza y mitad resolución.
—Quiero que entiendas que no me enorgullezco de esto… pero lo volvería a hacer mil veces. No es el hombre que quiero ser, pero puedo vivir con mi conciencia si eso significa que estás en casa con nuestra hija, sana y salv