CAPÍTULO 63. De la certeza a la ayuda inesperada
CAPÍTULO 63. De la certeza a la ayuda inesperada
Burton apretó los dientes mientras cruzaba la habitación con pasos decididos. En la penumbra, su figura parecía aún más amenazante. Sostenía un arma en la mano derecha, apuntando directo al corazón de Maggie, pero ella seguía teniendo esa actitud desafiante.
—¿Entonces qué? —le dijo con voz seca—. ¿Quieres que saque el dedo de la herida?
Burton frunció el ceño pero ya había aprendido por las malas que aquella no era una pusilánime como el cobarde de Reggie.
—Si no vas a hacer nada con esa pistola mejor la guardas —declaró Maggie sin demostrarle miedo aunque por dentro estuviera temblando—. Tienes suerte de que soy ambidiestra, pero necesito las dos manos para operar. Y si me matas, él muere también.
Hubo un silencio breve, tenso. El muchacho gimió débilmente, y Burton los miró a ambos mientras su labio inferior temblaba de rabia mal contenida. Luego soltó un bufido de furia y salió de la habitación dando un portazo que hizo temblar las