CAPÍTULO 61. Del dolor a una mujer en control
CAPÍTULO 61. Del dolor a una mujer en control.
Maggie apenas había terminado de procesar lo que estaba viendo frente a la iglesia —Jackson casándose con Brenda, periodistas por todos lados, el frío del cañón de una pistola presionando su cuello— cuando todo se volvió negro. No supo si fue por el susto, por el golpe que vino después, o por la mezcla de rabia y desesperanza que la desarmaron por dentro.
Y cuando despertó, estaba otra vez allí, en la maldit@ clínica.
Esta vez no era como antes. Ahora estaba esposada a la cama por una mano, con unas esposas de metal que le rozaban la piel. La habitación olía a desinfectante barato y humedad. Y para rematar ahí estaba Burton, parado a un lado de la cama, con esa cara de satisfacción amarga que le hervía la sangre a cualquiera.
—¿Cómoda? —le preguntó con tono burlón.
Maggie no respondió. Apenas y podía mover la cabeza, pero lo suficiente como para dirigirle una mirada que podría haber matado a un hombre con la autoestima más frágil.
Burton