CAPÍTULO 27. De recuerdos confusos a un sabor compartido
Maggie lo miró como si Jackson acabara de anunciar que era el verdadero heredero al trono de Marte.
—¿Qué acabas de decir? —preguntó, con la voz tan baja que parecía una amenaza pasiva.
Jackson tragó saliva. Sabía que había una alta probabilidad de que aquello terminara en desastre, pero era tarde para arrepentimientos, y más tarde aún para seguir callando.
—Déjame hablar —le pidió, alzando ligeramente las manos como si eso fuera a protegerlo de lo inevitable—. Y quiero que me escuches bien porque lo que voy a decirte es totalmente la verdad o al menos la mía —aseguró sentándose en la cama y restregándose la cara mientras Maggie lo miraba confundida—. Lo del congreso, el de primer año… no recuerdo haberme acostado contigo esa noche.
Maggie frunció el ceño y aunque hubiera querido incorporarse en la cama, la verdad era que no lo habría logrado sin ayuda.
—Jackson ¿de qué hablas…? —jadeó mientras el corazón le subía a la garganta,