Gina
Cuando Constanza se marcha, se me acelera el corazón. No tengo idea de por qué se me pasan tantas ideas por la cabeza, pero mis hormonas me traicionan cada vez que sé que estoy sola en el departamento con Omar.
Para colmo, sé que debo ducharme para ir a esa cena con el equipo. Estoy harta de trabajar en esa agencia de publicidad donde no me valoran, pero conseguir un empleo hoy en día es bastante difícil.
Intento pensar en cualquier cosa estúpida mientras junto mis cosas para ducharme y me desvisto para ponerme mi albornoz. Escucho ruidos en la cocina, así que supongo que Omar debe estar haciendo algo para la cena.
—Mmm… No, el calentamiento global no… ¡Ay, carajo! —exclamo asustada al ver a Omar entrando a mi habitación con un vaso de agua en las manos—. ¿No te enseñaron a tocar antes de entrar?
—Te toca el medicamento. Conté las pastillas y se te olvidó la dosis de hoy —responde con seriedad, observándome de arriba a abajo.
Me cubro como puedo con el albornoz, deseando que la