Cillian
En cuanto mi hermano me envió ese mensaje, no lo dudé ni un segundo. Sabía lo peligroso que era, sobre todo después de haber mandado a Olive a decirles todas esas cosas a los dos, pero mi cordura ya no es estable.
Necesitaba verla, aunque solo fuese para sufrir.
Tengo que aferrarme a la esperanza de que ella no se irá de aquí hasta que termine mi candidatura, que dará el paso conmigo y nos largaremos.
Aunque quiera tenderme una trampa, no dejaré que se escape. Me cubriré por todos lados y la encontraré, incluso si lo intenta bajo otro nombre.
La amable empleada que me recibe me pide que espere para anunciarme.
—¿Anunciarme? —pregunto extrañado—. ¿Qué es esto? ¿El palacio de Buckingham?
—No, señor, pero es que su madre me ordenó que avisara quién llegaba —me contesta—. Aunque si quiere, puedo…
—No, no —la interrumpo, sonriendo—. A las madres hay que respetarlas, no importa si uno es presidente o rey.
La chica se sonroja a más no poder.
—Iré rápido a anunciarlo. No me tardo.
A lo