Cillian
—¿Qué te pasa, tío? —me reclama Damon mientras la camioneta se aleja—. ¿Acaso quieres arruinar mi relación con Constanza? ¿Tan infeliz te hace Olive que no puedes soportar que otros seamos felices?
—No es eso —mascullo, clavándole una mirada asesina.
No puedo dejar de pensar en su caída, en si sigue doliéndole. Jamás fui una persona que se preocupara demasiado por los demás, pero cuando algo la hiere, me vuelvo loco.
No soporto ni verla con un maldito rasguño.
—¿Entonces qué? ¿Vas a seguir con la idea de que quiere mi dinero? Pues si lo quiere, se lo doy.
—¿Tanto la amas?
—Es la mujer de mi vida —afirma, mirándome a los ojos—. Y nada de lo que tú me digas me hará cambiar de opinión.
—No creo que quieras volver a saber de ella cuando te diga lo que…
—No me voy a quedar a escuchar mentiras —me corta—. No pienso creer nada de lo que me digas, tío. Constanza es una mujer íntegra, honesta, que se gana las cosas por sí misma. Ni tú ni nadie hará que deje de pensar eso sobre ella.
—P