Cillian
Sabía de antemano que volver a verla me afectaría y traté de prepararme mentalmente para permanecer impasible durante esta maldita cena.
Pero verla así, con ese maldito vestido y en brazos de otro hombre, me está volviendo loco. Su aroma, su piel, todo es mucho mejor de lo que recordaba, y me hace sufrir mucho más de lo que pensé que sufriría.
Ahora solo sé que quiero arrancarle la cabeza a mi sobrino. ¿Cómo un niñato como él pudo enamorarla?
—Así que quieres jugar —murmuro, rozando su pierna con la punta de los dedos.
—No, lo quiero. Ya lo estoy haciendo —responde, colocando su mano sobre la mía para que la toque de lleno—. ¿Sientes mi piel? ¿Te gusta?
—Tal vez ya no tanto —me burlo.
—Lo que siento en mi espalda te delata, cielo —jadea.
Esta maldita mujer sabe cómo volverme loco. ¿Qué demonios pasó con mi dulce Constanza?
—Esto que estamos haciendo también te delata. ¿Qué crees que dirá Damon cuando sepa que eres mía? —replico, sujetando sus caderas y dando una embestida.
—¿S