"Heitor"
Ese imbécil de Reinaldo ha perdido la cabeza. Ya ni se molesta en fingir ser un padre mínimamente cariñoso con sus hijos. Rodearme en el restaurante fue una osadía increíble.
Volví a la oficina y pedí algo de comer allí mismo, solo para no tener el disgusto de volver a verlo. Mientras comía, llamé a mi cuñado Eduardo y le expliqué lo sucedido. Me aseguró que Reinaldo no se acercaría a Hebe, a los niños ni a mi madre. Luego llamé a mi madre, y me dijo que me calmara y que todo se arreglaría.
Cuando Julia y Melissa volvieron de comer, las llamé a mi oficina. Tenía que advertirles también; siempre estaban demasiado cerca de mí y podían ser utilizadas.
"Chicas, quizá debería poner un guardia de seguridad a su cuidado", dije después de explicarles toda la situación. "Heitor, no te preocupes, tu padre no nos amenazó, no somos sus objetivos." Melissa intentó calmarme, pero noté que Julia estaba muy tensa. Siempre se ponía muy nerviosa cuando se trataba de mi padre.
"Julia, ¿estás bi