Estaba trabajando desde casa y extrañaba mucho la oficina. Pero tampoco quería dejar a mis hijos todo el día. A media tarde, mi marido me llamó.
-Hola mamá! – dijo alegremente, sujetándose la barbilla con un dedo en la cara, con esa postura que me encantaba.
-Hola papi! ¿Me extrañaste? – Jugué con él.
- ¡Lo siento todo el tiempo! – suspiró Alessandro. – Ángel mío, ¿salimos a cenar hoy? Sólo tú y yo.
- Hmm, qué invitación tan inesperada. ¿A qué se debe?
-El hecho de que quiero pasar tiempo a solas con mi hermosa esposa.
- ¡Me gusta eso!
- ¿Eso es un sí?
-Eso es un "definitivamente". – Sonreí a la pantalla de la tableta.
- ¡Bien por mí! – Alessandro dio una hermosa sonrisa de lado. – Nos vemos esta noche, mi ángel.
Alessandro me llevó a cenar a un restaurante hermoso y muy agradable. Cuando pidió el postre, le pidió al camarero que le preparara el plato para ir a traer también la cuenta.
- Postre para llevar, ¿eh? – Jugué con mi marido.
-Ha pasado mucho tiempo desde que compartimos una