“Alejandro”
Entré en la sala de reuniones y había demasiada gente allí. Al fondo de la sala había varios empleados sentados en sillas que estaban alineadas. Reconocí a cada uno de ellos, incluidos los directores de contabilidad, ventas, operaciones y administrativos. Ya sabía que todos participaban en el plan de fraude de Junqueira.
Al otro lado, en una silla junto a la mesa, estaba el empleado que habíamos pensado utilizar para hacer señas a los demás. Pero, con el secuestro de Pedro y Catarina, saltamos pasos en la auditoría. Había cometido un error y había comenzado a vivir una vida de lujo que no estaba en consonancia con su posición en la empresa. Era ambicioso, descuidado y hablaba demasiado, lo atrapamos por eso y sabíamos que era el eslabón débil del grupo.
Además de los empleados Alencar y Lascuran, también estaban en la sala tres empleados del equipo de Alencar, el inspector general que investigaba la muerte de mis padres y el policía antifraude, acompañados por cinco policí