“Alejandro”
-Es hora de empezar a hablar, Gutemberg. ¿Dónde está ese diablo? – pregunté ya sintiéndome cansado y de mal humor.
- No soy tonto, Alessandro, quiero todo por escrito y firmado, garantizando que no iré a la cárcel y que mis bienes y los de mi familia no serán tocados. – dijo Gutemberg con la cara más cínica del mundo.
- Gutemberg, en primer lugar, usted no está en condiciones de exigir nada. En segundo lugar, no tienes ningún activo, todo lo que crees que tienes me lo robaste, así que olvídalo. Y tercero, aquí no se imponen condiciones, se dice lo que se sabe y el delegado decide cómo mejorar tu vida. –dije con ganas de darle un puñetazo en la cara a ese ayudante de Satanás.
- Bueno, entonces podéis resolverlo vosotros mismos. – dijo Gutemberg y se cruzó de brazos con una pequeña sonrisa en su rostro.
- Bueno, entonces puedes pasar veinte años en la cárcel. Y esto considerando que tendrás un régimen de progresión por buen comportamiento. No sé si lo entiendes, pero estamos