Con la mirada clavada en el techo, le es imposible saber cuánto tiempo
ha transcurrido. Su mente se siente pesada, confusa. Una vez que entróen la habitación se desplomó en el catre y rompió en llanto, luego todofue quietud. Ha estado quieta, inmóvil, sumida en la oscuridad de suspensamientos, dándose cuenta de que eran como niños tontos jugandoa la guerra. Ciegos, con lo que en realidad pasaba. Una parte de ella nose sorprende tanto enterarse de que la invasión haya sido culpa de loshumanos. “Siempre hemos llegado muy lejos en busca de mejores armas,solo que esta vez no midieron el tamaño de la amenaza”, piensa. ¿Peroesas mujeres? Lo que les hicieron fue atroz, se creería que un Convertidosería capaz de eso pues ha perdido su humanidad, pero no.¿Cómo vamos a seguir ahora? ¿Qué sentido tien