En su mente repite una y otra vez las imágenes de lo sucedido. Los ojos de ese hombre los lleva grabados en su memoria, al igual que el rostro de Ellis. Sabe que el recuerdo se unirá a la larga lista de cosas que la persiguen en las noches, que la sacan de los sueños llena de espasmos y llanto. Temores que a pesar de los años no ha logrado controlar. Trata de concentrarse en avanzar y llegar a la entrada de la base. O al menos eso pensó las primeras dos horas de caminar sin descanso.
—¿Cuánto más hace falta? —pregunta Owen con voz jadeante—. No es que me moleste caminar en una alcantarilla, con aguas grises dentro de mis zapatos, pero mi herida está comenzando a doler.
Sin mencionar que en ese lugar, lo más probable es que él y Jenkins pesquen alguna infección. Muchos han muerto días después de resulta