Mundo ficciónIniciar sesiónSupe que Jan no estaba en casa porque nadie salió a recibirme. Lo que era una pena, porque me moría de ganas de contarle todo lo que había estado haciendo a lo largo del día.
Dejé mis cosas en el comedor y me dirigí a la cocina para buscar alguna cosa ligera que comer.
En la cocina, Jan me había dejado una nota. Había habido un incidente cerca del límite norte de la reserva y había ido con Hang, junto a su padre y algunos de sus lobos, a revisarlo.
Que Jan trabajara codo a codo con su padre no era especialmente bueno.
Habían tenido sus discusiones desde que era un niño; es lo que tienen los caracteres fuertes, solía decirme, que chocan.
Su padre le toleraba ciertas cosas con la esperanza de que se convirtiera en el siguiente alfa, pero hacerse cargo de la gran manada de Sita no estaba entre las principales ambiciones de Jan. Y menos desde que yo había aparecido en su vida. Casi por casualidad. O por la intervención del destino. Mediada por Lia, la







