No podía negar sentir todo aquello como un fracaso, incluso meses después de que me hubieran expulsado, porque me había esforzado tanto durante los últimos años que casi dolía pensar que había sido una pérdida absoluta de tiempo y de energía.

En algún momento le di a Jan la autorización de mirar otras facultades en las que valoraran mi expediente. No pensé en facultades estatales, la verdad. Pero resultó que en la facultad de Tim aceptaron mi expediente a la primera. Negarme a eso era difícil.

Supongo que, si me hubieran aceptado en algún lugar lejano, sin nadie que pudiera protegerme, a Jan aquello se le hubiera olvidado rápido. Sin embargo, no había sido así.

Por lo visto, además de híbridos cabreados unos con otros, en los estatales querían darle oportunidades a currículums desastrados como el mío.