74. Territorio
Alessandro
Pisé el acelerador y crucé la intersección ignorando los bocinazos furiosos. Un taxi tuvo que frenar bruscamente para no embestirme cuando me pasé el segundo semáforo en rojo, pero en lo único que podía pensar era que su voz no sonaba nada bien.
Este no era el plan. Se suponía que cenaríamos los tres y luego buscaría un espacio para estar a solas con ella. Roxana había sonreído, así que no tenía sentido lo que me dijo al teléfono. ¿Acaso iba a volver con el idiota que la lastimó?
Tuve que contenerme de no buscarlo por toda la ciudad por haberle marcado el cuello, y solo el haber tenido tiempo sin restricciones con mi hijo me detuvo de hacerlo.
El Maserati de mi padre rugió cuando tomé la curva hacia su casa demasiado rápido y las llantas chirriaron contra el asfalto cuando estacioné con violencia frente a la entrada principal.
La casa parecía normal desde afuera. El silencio de siempre, así que dudé un segundo por haber sido impulsivo. No quería imaginar la posibilida