Crecí, como una niña sin hogar. Que fue adoptada por el socio de mi padre, él prometió cuidarme bien, y lo hizo hasta el final... Debido a una mala ruptura, Alan termina casándose con la inocente y chica con la que creció. El matrimonio, que tal vez haya iniciado como un simple acuerdo y la "petición" del abuelo de vernos felices a ambos. Al principio fue como un buen trato, pero con el paso del tiempo, nos llevamos mucho mejor, incluso de la cordialidad comenzamos a pasar al romance y un poco más, la e inocente niña que creció con él, él mismo en un arranque de rabia y sed de venganza la convirtió en mujer. La llenó de promesas e ilusiones. Una vida perfecta con un hombre amable y cariñoso. El sueño de cualquier mujer. Pero... Nunca conté con que su antiguo amor, y la culpable de su más grande decepción, volviera... ¿Vas a dejarme por el bien de tu hijo? ¿Crees que estás haciendo lo correcto? ¿Qué sucederá cuando te enteres que por ella desechaste el nuestro como si no fuera nada? Si hay algo que aprendí de todo esto, es nunca suplicar...
Ler mais—¿Qué quieres...? ¿Qué?
— El divorcio. Te dejaré esta casa y tendrás una pensión lo suficientemente buena como para que no tengas que trabajar el resto de tus días. El trabajo es aparte, por lo que podrás continuar sin problema
Salvo la palabra divorcio, Irene no escuchó más. Miró al hombre frente a ella atónita y confundida. Sabía que no había mucho tiempo de por medio y, que cualquier cosa que pudieran desarrollar había sido muy poca, pero.
—Lily volvió, y hasta hace unas horas me enteré de que voy a ser padre dentro de muy poco tiempo. Cumpliré con todo lo que quedamos. Tienes toda la libertad de rehacer tu vida, y si necesitas algo, solo dímelo, no importa de que se trate, te apoyaré
Su fría mirada y esa indiferente manera de hablar le estaban dejando todo claro, no era una pregunta, no era un acuerdo. Ya todo estaba decidido
Podría preguntarse si se trataba de ese mismo cálido y preocupado hombre que la cuidaba con esmero hasta hacía horas antes. Quería desesperadamente que su hermosa y sutil sonrisa volviera a parecer frente a ella, pero no
Ella pudo ver como sus propias manos temblaban, tomo sus cubiertos por alguna razón que ni ella misma sabría explicar. Tratando de ocultar sus emociones lo más que pudo, sin embargo, fue inútil.
"Un hijo..."
Cerro los ojos y no pudo retener una sutil sonrisa, se contuvo por un momento dado que estaba apunto de acariciar su estomago casi inconscientemente.
— Irene.
—No puedo hacerlo...
"Todo había sido perfecto durante ese tiempo. Pero...
¿Como fue que llegamos a esto...?"
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— ¿Estas nerviosa mi niña?
Silvi, sonrió como una mamá orgullosa al ver a la hermosa y despampanante novia frente a ella.
Irene era una chica muy recatada, que nunca le gustaba ser ostentosa, era muy cuidadosa y amable, era muy inteligente , pero al mismo tiempo debido a sus prioridades, se alejada de muchas cosas siendo demasiado inocente en varios aspectos. El abuelo Arturo la crio como una preciosa perla aun sin ser de su propia sangre.
Ella y Alan nunca fueron muy cercanos, y, a pesar de vivir en la misma casa, eran más parecidos a extraños. Pero, aun así, ahí estaban. Preparándose para su boda.
Irene sintió un gran hueco en el estómago, estaba tan nerviosa que no sabía cómo expresarse, su sonrisa forzada se veía como si estuviera siendo torturada o algo parecido.
Siempre vio a Alan de lejos, y, aunque siempre fue inexpresivo y no habló mucho, nunca fue especialmente mala persona.
O por lo menos eso espero ella.
Nunca en toda su vida pensó que el abuelo le llegaría a pedir que se casara con él, y, aunque no le desagradaba la idea, al contrario, estaba muy emocionada, y, asustada...
No tenía idea de la vida de una persona casada, no tuvo un noviazgo en sí y la mayor convivencia que tuvo cuando su abuelo los comprometió, ella conocía su vida bastante desinhibida y libertina, pero estaba segura de que con el matrimonio eso terminaría, confiaba plenamente en sí misma para poder lograrlo.
Por más que trataran de ocultarle cosas ella siempre estaba enterada de los asuntos importantes, por lo que sabia unas que otras cosas de las experiencias de Alan.
Mientras tanto, al pensar nuevamente en él, comenzó a morder sus uñas, pero un suave manotazo la hizo bajar la mano.
- Sé que estás muy nerviosa cariño, es normal, pero, debes estar perfecta para el mejor día de tu vida, ¿Está bien?
¿El mejor día de su vida? ¡Casi quería saltar por la ventana! ¡¿Qué demonios estaba pensando al aceptar lo que el abuelo le había pedido?! Aggghhh!!!
Estaba de acuerdo en que mucho tiempo admiró a Alan, pero, para su muy inocente mente, siempre lo vio rodeado de mujeres hermosas, despampanantes y muy seguras de sí mismas. Aunque no se sentía menos, creía que ellas iban más acorde al estilo de vida de él...
A quien quería engañar, estaba tan emocionada por la idea, que estuvo a nada de saltar de la alegría, había pasado por una ruptura muy vergonzosa, y, parecía que estaba aún furioso con esa mujer.
Se sentía como una oportunista, pero esa “admiración” y amor ignorado, que había escondido y reprimido fervientemente y hablo por ella en el momento en el que Arturo se lo pidió.
Alan no mostro ninguna señal de desagrado o molestia, por lo que ambos lo tomaron como una aceptación.
Y, ahí estaba...
A cerca de dos horas de su boda.
Alan por su parte estaba mirando por la ventana, el perfectamente decorado jardín, con indiferencia prestó atención a todos los detalles. Su abuelo se había esforzado bastante.
Si esa mujer no hubiera hecho tal bajeza, la novia seria otra.
Desde la traición de Lily, no vio ninguna relación seriamente. Había hecho mucho por ella, desde protegerla desde las sombras, hasta promover su trabajo y darle promociones. Aunque decidió no decirle nada acerca de su identidad hasta que el abuelo estuviera enterado de su compromiso, siempre estuvo ahí para ella.
Pero a cambio recibió la más baja traición de su parte, no solo no quiso comprometerse con él, sino que incluso la descubrió en un hotel, con un reconocido director, que además era casado.
No la había vuelto a ver, hasta un día antes de su boda en su despedida de soltero, suspirando con arrepentimiento, debía admitir que sintió cierta debilidad por ella, pero ya no era lo suficiente como para hacer una estupidez en nombre del amor.
Al recordar la dolida mirada que le mostró más su pálido rostro al rechazarla, sintió cierto grado de satisfacción, ella supo quién era realmente al anunciarse los preparativos de su boda y compromiso, después varias veces trató de buscarlo, pero fue echada por el personal de la empresa.
Sin mencionar las veces que Alan estuvo cerca y vio su constante humillación, era una mujer completamente vacía e interesada, ¿Cómo nunca se dio cuenta? Si simplemente lo hubiera sabido desde antes, no habría hecho el ridículo tantas veces.
Su venganza aún no estaba completa, la noche anterior ella prometió convertirse en una mujer exclusivamente de su casa, y que haría lo que fuera por complacer a su abuelo, para así poder casarse con él y reivindicarse.
Sonrió sarcásticamente.
- ¿Mujer de su hogar? Ja!
Jamás la perdonaría, no importaba lo que hiciera, ese ridículo jamás sería pasado por alto. Recordó el momento en el que se arrodilló frente a toda esa gente, en el restaurante. Apretó los puños y los dientes, tratando de contener su enojo y rencor, esa mujer.
Disfrutó mucho de su humillación pública ¿No? Ahora era su turno.
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La música comenzó, y él que ya estaba bastante aburrido y con toda la intención de irse, regresó la mirada hacia donde se acercaba su "novia".
Abrió mucho los ojos sorprendido, ella era tan hermosa, delicada, y grácil como una muñeca, sus ojos azules, eran tan profundos y radiantes, que eran capaces de contagiar una sonrisa.
El abuelo al ver la reacción de Alan, asintió con una gran sonrisa y muy complacido, la niña era toda una belleza, y el único tonto que no lo había notado en todos esos años era su ciego nieto.
Ella al verlo, era como si hubiera visto a un príncipe de cuento, era tan guapo y elegante, que era como un imán de miradas, su mirada fuerte y profunda parecía ver a través de ella. De arriba a abajo, Alan vio a una mujer perfecta, elegante, sutil, bella y con un rostro muy inocente.
Su abuelo nunca se equivocaba.
Simplemente lo vio como si fuera un buen negocio de relaciones públicas, ella era muy bien conocida por su excelente educación, modales y preparación en lo laboral, como su esposa debería ser capaz de manejar todos esos molestos asuntos sin molestarlo.
Asintió muy satisfecho, y mostró una hermosa y brillante sonrisa al extender su mano, para recibirla de la mano de su abuelo.
- Ella es una mujer magnifica, cuídala.
Alan estuvo a nada de torcer la boca, pero no podía arruinar el acto. Profundizo su sonrisa, asintió a su abuelo y la miró como si fuera la única mujer en el mundo entero para él.
Ella se sintió como en un auténtico cuento de hadas, y lo miró completamente embelesada. Alan arto de esas molestas miradas, hizo hasta lo imposible por contener sus reacciones de desdén.
Al fin y al cabo, como todas...
La ceremonia transcurrió sin problemas, Alan se veía como un perfecto novio feliz y enamorado, e Irene...
Como la novia mas perdidamente enamorada de su ahora marido. Recordó en el transcurso de la boda, todas esas en las que lo vieron de lejos en la escuela, en casa e incluso en las calles cuando salían con sus amigos respectivamente.
Trató de enterrar esos sentimientos, en lo más profundo de su corazón, debido a las constantes "muestras" de afecto con esas otras mujeres, todas ella perfectas y muy acorde a su personalidad.
Pero estaba segura de que, si se esforzaba lo suficiente podría obtener su atención.
—¡Me voy papá!—¡Estefanía! ¡Estefanía! ¡Te estoy hablando! La niña... Señorita en cuestión, salió de la casa rápidamente y subió a su auto. Richard que estaba por bajar del mismo, sintió su vida pasar frente a sus ojos cuando ella aceleró y salió de la mansión. —¡Maldita sea! ¡¿Quieres matarme?! —Jajajaja, no es nada que no puedas controlar. Además, hoy no quiero escuchar a mi padre. Si no salía de ahí rápido estaría en problemas con mamá. Richard solto un profundo suspiro exasperado. Desde hacía mucho tiempo esa chiquilla malcriada estaba por volverlo loco. Ocho años habían pasado, Tobías había crecido cómo un gran chico, flojo y hasta cierto punto caprichoso, pero iba por un fructífero y gran camino. Alana era una niña hermosa, tierna y dulce, que, pese a la necedad de los padres de Esteban jamás estuvo cerca de ellos o supo de su padre hasta ese momento, Irene tomó la decisión de esperar a que tuviera edad, para poder hablar con ella y explicar un poco la situación. Y en cua
—Entiendo eso cariño, pero no puedo dejar al abuelo encargarse de esto solo. En cuanto lo den de alta regresaremos a casa. —¿Por qué debes quedarte? Preguntó Carlos algo irritado. Karina que jugaba entre sus brazos volvió la mirada y vio a su padre irritado. —Papi... Si no quieres estar lejos de mamá, ¿Por qué no vamos? A Carlos por un momento se le ilumino la mirada y sonrió con orgullo. Besí su cabecita y con un tono completamente diferente le hablo a Irene. —¿Qué te parece si los acompañamos? Max extraña a sus hermanos y Tobías tambien quiere visitar la ciudad... —Eso no... El chico involuntariamente involucrado estaba por negarlo, cuando Carlos le susurró algo irritado. —Cállate, no te molestaré tres meses con la computadora. Inmediatamente él aceptó. —¿Cuánto tiempo tengo sin ver a Estefanía? Madre, no hay problema si vamos, ¿Cierto? Irene se emocionó también al saber que no estaría lejos de su familia e inmediatamente asintió. —Perfecto, entonces los veré en el aeropu
Ella que se veía tan hermosa como su madre en su juventud, con una brillante sonrisa preguntó. Estaba cerca de cumplir los veinte años, su jovialidad y belleza la volvían inmediatamente en el foco de atención. La mujer que momentos antes estaba envuelta en rabia y odio hacia Irene, rechinó los dientes en cuanto Estefanía a pareció. Ella que no aparentaba tener más de treinta y tantos, en realidad tenía dos años más que Alan. Los cuarenta no le sentaban mal, pero era un complejo irracional del que no podía librarse. Richard, independientemente de cualquier cosa, siempre se mantenía al tanto de su trabajo. Por lo que al percibir su hostilidad entrecerró los ojos y llamo a alguien por el auricular. La mujer al ver como madre e hija parecían “pasearse” como si fueran las dueñas de todo, sintió como su ira se arremolinaba cada vez más de una manera insoportable. Estaba por acercarse a ellas, pero la voz firme y dominante tras ella la hizo detenerse en seco debido a la impresión. —
Tobías se volvió un hermano muy diligente, cuando Karen soltaba a Karina, él incluso le preparaba bocadillos. La protegía de todo y siempre sonreía para ella. La pequeña era tan unida a él, que quería pasar todo el tiempo en su abrazo. Cosa que en algún momento, llegaba a poner celosa a Estefanía, pero al ver el rostro lindo y gordito de su hermana, se olvidaba de todo. El dúo de “hermanos” en la escuela se acababa en cuanto sonaba la campana de salida. Tobías regresaba inmediatamente a casa y, sin excusa ni pretexto, prácticamente se hacía cargo de Karina, aunque Irene lo instara a salir, hacer amigos y vivir una vida de un puberto normal. Pese a que la familia de Esteban insistió molestamente al punto del hartazgo en que la niña llevara el apellido de su familia. Irene y, más correctamente Carlos, se negó. Ni siquiera él sabía que sería capaz de odiar a alguien a tal magnitud, al punto en el que en realidad ni siquiera odiaba a Alan por intentar verle la cara de idiota. Debid
—¡¿Qué hiciste que?! —¡Nada! ¡Solo le dije lo que en realidad está pasando! ¡¿Yo que iba a saber que era un inútil sin carácter?! Arturo se masajeó la frente mientras suspiraba bajo. Ya podía mover con más libertad sus manos y se sentaba solo, su habla aún tropezaba, pero ya estaba mucho mejor. —Ya basta, lo importante es que ya está lo suficientemente bien para moverse solo. Ahora lo importante es… ¿Qué harás Irene? Alan sorprendido miró a Arturo con algo de reproche. Irene sin dudarlo un segundo, respondió: —¡Regresaré a la isla con él! —¡¿Qué diablos?! ¿Estás loca? ¿Qué harás con dos niños sí ya era difícil para ti? Irene sonrió hermosamente y lentamente respondió. —No te importa. Él se atragantó furioso y gritó en respuesta. —¡A mi hija no la sacarás de aquí! ¿Planeas dejar botado a Tobías? ¡¿En dónde rayos dejas tu sentido de la responsabilidad?! —¿Eh? Al escuchar su
En el hospital, Alan ya había pedido que se le practicara un aborto, pero ella se negó. No podía negar que lo sucedido con Esteban la marcó para toda su vida, sin embargo, ése bebé era suyo también, no podía hacer algo tan cruel como desaparecerlo así sin más y mucho menos cuando recordaba a su pequeña bolita que era Estefanía cuando bebé, se le partía el corazón de sólo imaginar que hubiera sido de ella sin su pequeña.Recordó su embarazo de Estefanía y, aunque las situaciones habían sido muy distintas. Se decidió.Fue muy complicado para ella, pero tomó la decisión de tenerlo. Alan estaba más que furioso, gritó, despotrico y la regañó, pero nada cambió. Carlos muy a pesar de Alan fue atendido en el mejor hospital, tardó mucho tiempo en recobrar la consciencia, sin embargo…******Abrió los ojos lentamente, lo ultimo que recordaba era la expresión llorosa de Irene, mientras sus ojos se cerraban. Trató de levantarse, pe
Último capítulo