Incluso si no me amas
Incluso si no me amas
Por: Bren Alice
Un incómodo inicio.

—¿Qué quieres...? ¿Qué?

— El divorcio. Te dejaré esta casa y tendrás una pensión lo suficientemente buena como para que no tengas que trabajar el resto de tus días. El trabajo es aparte, por lo que podrás continuar sin problema

Salvo la palabra divorcio, Irene no escuchó más. Miró al hombre frente a ella atónita y confundida.  Sabía que no había mucho tiempo de por medio y, que cualquier cosa que pudieran desarrollar había sido muy poca, pero.

 —Lily volvió, y hasta hace unas horas me enteré de que voy a ser padre dentro de muy poco tiempo. Cumpliré con todo lo que quedamos. Tienes toda la libertad de rehacer tu vida, y si necesitas algo, solo dímelo, no importa de que se trate, te apoyaré

Su fría mirada y esa indiferente manera de hablar le estaban dejando todo claro, no era una pregunta, no era un acuerdo. Ya todo estaba decidido

Podría preguntarse si se trataba de ese mismo cálido y preocupado hombre que la cuidaba con esmero hasta hacía horas antes. Quería desesperadamente que su hermosa y sutil sonrisa volviera a parecer frente a ella, pero no

Ella pudo ver como sus propias manos temblaban, tomo sus cubiertos por alguna razón que ni ella misma sabría explicar. Tratando de ocultar sus emociones lo más que pudo, sin embargo, fue inútil.

"Un hijo..."

Cerro los ojos y no pudo retener una sutil sonrisa, se contuvo por un momento dado que estaba apunto de acariciar su estomago casi inconscientemente.

— Irene.

—No puedo hacerlo...

"Todo había sido perfecto durante ese tiempo. Pero...

¿Como fue que llegamos a esto...?"

*****************

— ¿Estas nerviosa mi niña?

Silvi, sonrió como una mamá orgullosa al ver a la hermosa y despampanante novia frente a ella. 

Irene era una chica muy recatada, que nunca le gustaba ser ostentosa, era muy cuidadosa y amable, era muy inteligente pero al mismo tiempo debido a sus prioridades, se alejada de muchas cosas siendo demasiado inocente en varios aspectos. El abuelo Arturo la crio como una preciosa perla aun sin ser de su propia sangre.

Ella y Alan nunca fueron muy cercanos, y, a pesar de vivir en la misma casa, eran más parecidos a extraños. Pero, aun así, ahí estaban. Preparándose para su boda. 

Irene sintió un gran hueco en el estómago, estaba tan nerviosa que no sabía cómo expresarse, su sonrisa forzada se veía como si estuviera siendo torturada o algo parecido. 

Siempre vio a Alan de lejos, y, aunque siempre fue inexpresivo y no habló mucho, nunca fue especialmente mala persona.

O por lo menos eso espero ella. 

Nunca en toda su vida pensó que el abuelo le llegaría a pedir que se casara con él, y, aunque no le desagradaba la idea, al contrario, estaba muy emocionada, y, asustada...

 No tenía idea de la vida de una persona casada, no tuvo un noviazgo en sí y la mayor convivencia que tuvo cuando su abuelo los comprometió, ella conocía su vida bastante desinhibida y libertina, pero estaba segura de que con el matrimonio eso terminaría, confiaba plenamente en sí misma para poder lograrlo. 

 Por más que trataran de ocultarle cosas ella siempre estaba enterada de los asuntos importantes, por lo que sabia unas que otras cosas de las experiencias de Alan.  

Mientras tanto, al pensar nuevamente en él, comenzó a morder sus uñas, pero un suave manotazo la hizo bajar la mano. 

- Sé que estás muy nerviosa cariño, es normal, pero, debes estar perfecta para el mejor día de tu vida, ¿Está bien?

¿El mejor día de su vida? ¡Casi quería saltar por la ventana! ¡¿Qué demonios estaba pensando al aceptar lo que el abuelo le había pedido?! Aggghhh!!! 

Estaba de acuerdo en que mucho tiempo admiró a Alan, pero, para su muy inocente mente, siempre lo vio rodeado de mujeres hermosas, despampanantes y muy seguras de sí mismas. Aunque no se sentía menos, creía que ellas iban más acorde al estilo de vida de él...

A quien quería engañar, estaba tan emocionada por la idea, que estuvo a nada de saltar de la alegría, había pasado por una ruptura muy vergonzosa, y, parecía que estaba aún furioso con esa mujer. 

Se sentía como una oportunista, pero esa “admiración” y amor ignorado, que había escondido y reprimido fervientemente y hablo por ella en el momento en el que Arturo se lo pidió.

Alan no mostro ninguna señal de desagrado o molestia, por lo que ambos lo tomaron como una aceptación. 

Y, ahí estaba...

A cerca de dos horas de su boda.

Alan por su parte estaba mirando por la ventana, el perfectamente decorado jardín, con indiferencia prestó atención a todos los detalles. Su abuelo se había esforzado bastante. 

Si esa mujer no hubiera hecho tal bajeza, la novia seria otra. 

Desde la traición de Lily, no vio ninguna relación seriamente. Había hecho mucho por ella, desde protegerla desde las sombras, hasta promover su trabajo y darle promociones. Aunque decidió no decirle nada acerca de su identidad hasta que el abuelo estuviera enterado de su compromiso, siempre estuvo ahí para ella. 

Pero a cambio recibió la más baja traición de su parte, no solo no quiso comprometerse con él, sino que incluso la descubrió en un hotel, con un reconocido director, que además era casado. 

No la había vuelto a ver, hasta un día antes de su boda en su despedida de soltero, suspirando con arrepentimiento, debía admitir que sintió cierta debilidad por ella, pero ya no era lo suficiente como para hacer una estupidez en nombre del amor. 

Al recordar la dolida mirada que le mostró más su pálido rostro al rechazarla, sintió cierto grado de satisfacción, ella supo quién era realmente al anunciarse los preparativos de su boda y compromiso, después varias veces trató de buscarlo, pero fue echada por el personal de la empresa. 

Sin mencionar las veces que Alan estuvo cerca y vio su constante humillación, era una mujer completamente vacía e interesada, ¿Cómo nunca se dio cuenta? Si simplemente lo hubiera sabido desde antes, no habría hecho el ridículo tantas veces. 

Su venganza aún no estaba completa, la noche anterior ella prometió convertirse en una mujer exclusivamente de su casa, y que haría lo que fuera por complacer a su abuelo, para así poder casarse con él y reivindicarse. 

Sonrió sarcásticamente.

- ¿Mujer de su hogar? Ja!

Jamás la perdonaría, no importaba lo que hiciera, ese ridículo jamás sería pasado por alto. Recordó el momento en el que se arrodilló frente a toda esa gente, en el restaurante. Apretó los puños y los dientes, tratando de contener su enojo y rencor, esa mujer.

Disfrutó mucho de su humillación pública ¿No? Ahora era su turno. 

**************************

La música comenzó, y él que ya estaba bastante aburrido y con toda la intención de irse, regresó la mirada hacia donde se acercaba su "novia". 

Abrió mucho los ojos sorprendido, ella era tan hermosa, delicada, y grácil como una muñeca, sus ojos azules, eran tan profundos y radiantes, que eran capaces de contagiar una sonrisa. 

El abuelo al ver la reacción de Alan, asintió con una gran sonrisa y muy complacido, la niña era toda una belleza, y el único tonto que no lo había notado en todos esos años era su ciego nieto. 

Ella al verlo, era como si hubiera visto a un príncipe de cuento, era tan guapo y elegante, que era como un imán de miradas, su mirada fuerte y profunda parecía ver a través de ella. De arriba a abajo, Alan vio a una mujer perfecta, elegante, sutil, bella y con un rostro muy inocente. 

Su abuelo nunca se equivocaba. 

Simplemente lo vio como si fuera un buen negocio de relaciones públicas, ella era muy bien conocida por su excelente educación, modales y preparación en lo laboral, como su esposa debería ser capaz de manejar todos esos molestos asuntos sin molestarlo. 

Asintió muy satisfecho, y mostró una hermosa y brillante sonrisa al extender su mano, para recibirla de la mano de su abuelo. 

- Ella es una mujer magnifica, cuídala. 

Alan estuvo a nada de torcer la boca, pero no podía arruinar el acto. Profundizo su sonrisa, asintió a su abuelo y la miró como si fuera la única mujer en el mundo entero para él. 

Ella se sintió como en un auténtico cuento de hadas, y lo miró completamente embelesada. Alan arto de esas molestas miradas, hizo hasta lo imposible por contener sus reacciones de desdén.

Al fin y al cabo, como todas...

La ceremonia transcurrió sin problemas, Alan se veía como un perfecto novio feliz y enamorado, e Irene...

Como la novia mas perdidamente enamorada de su ahora marido. Recordó en el transcurso de la boda, todas esas en las que lo vieron de lejos en la escuela, en casa e incluso en las calles cuando salían con sus amigos respectivamente. 

Trató de enterrar esos sentimientos, en lo más profundo de su corazón, debido a las constantes "muestras" de afecto con esas otras mujeres, todas ella perfectas y muy acorde a su personalidad. 

Pero estaba segura de que, si se esforzaba lo suficiente podría obtener su atención. 

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