29 Líneas.
Lucya no pudo evitar sorprenderse al encontrarse a Emiliano como cualquier otro día más, su rostro no demostró o denotaba preocupación, tampoco tristeza, como si lo que hubiese pasado la noche anterior fuese algo cotidiano para el norteamericano.
—Gracias a Dios que estás bien, por un segundo temí que algo te hubiese sucedido. —dijo la morena llegando a él y Emiliano sonrío.
—¿En verdad te preocupaste por mí?, porque el último recuerdo que tengo de ti es marchándote junto a tu hermano y su amigo.
—Si en verdad me vistes, debiste de haberte dado cuenta que te estaba buscando, al menos con la mirada, créeme que si no fuese porque mi hermano y Vladimir me sacaron del lugar, no me hubiese ido sin ti, pero también debes reconocer que todo aquello era un caos en verdad, estaba tan asustada, aún sigo sin entender qué fue lo que sucedió. —los ojos de Lucya escudriñaron quizás por primera vez el rostro de Emiliano, percatándose no solo de que no reflejaba temor alguno en su rostro, también era