Al llegar al nuevo piso, sentí una mezcla de emoción y nervios. Sin embargo, en cuanto entramos, me di cuenta de la expresión preocupada en el rostro de Jess.
Miró a su alrededor, examinando el lugar con cierta aprensión, y no pude evitar preguntarme si mi decisión había sido la correcta.
—Esto no parece muy seguro, Ariel —comentó, con la voz cargada de preocupación—. Quizá deberías pensarlo mejor.
Sentí un nudo formarse en mi garganta al escuchar sus palabras, pero me obligué a mantener la calma.
—Voy a estar bien, Jess —aseguré, intentando transmitir confianza, tanto a ella como a mí misma.
Con la ayuda de Jess y Jonas, empezamos a organizar las cosas en el piso, convirtiéndolo poco a poco en un hogar.
A pesar de los momentos de incertidumbre, su apoyo me reconfortaba, y sabía que no estaba sola en esta nueva etapa.
Después de una cena sencilla juntos, finalmente se marcharon, dejándome sola en el apartamento.
Miré a mi alrededor, sintiendo cómo la soledad empezaba a instalarse.
Con