Mundo ficciónIniciar sesiónCuando me despedí de Christian aquel día, el aire parecía tan denso que casi costaba respirar.
La tensión entre nosotros solo aumentaba, y sus miradas frías no ayudaban en absoluto. Era imposible no notar cómo estaba cada vez más pegado a Marissa y, últimamente, cada vez que ella aparecía, él encontraba una excusa para mandarme salir de la sala.
29 de agosto, jueves.
Cuando ya estaba a punto de irme, me acordé de que había dejado una carpeta con documentos importantes encima de su mesa. Volví deprisa, pulsando varias veces el botón del ascensor, con el corazón acelerado.
Pero cuando abrí la puerta de la sala, me quedé he







