74. AL FIN.
POV. SEBASTIÁN.
— ¿Estás seguro?
— ¡Claro que sí! — Sonreí como si fuera un niño pequeño.
— De acuerdo, vamos — Lucía tomó mi mano y yo sonreí porque aún seguía sintiendo las cosquillas en mi piel.
Era como si nunca nada malo hubiese pasado entre nosotros, como si toda la vida hubiésemos estado juntos y ese amargo pasado que nos separó durante tanto tiempo no hubiese existido.
Pero si existió y era tan real que dolía.
— Uno, dos — su risa me hizo apretar con fuerza su manos y no la deje llegar a tres.
Tire con fuerza y saltamos por el risco de casi 10 metros sobre el mar, no la solté y ella no me soltó tampoco, éramos los dos cayendo al mar, el profundo e inmenso mar.
Como el amor que siento por ella, un amor infinito e inexplorado en su totalidad, con una profundidad tan misteriosa como misteriosa, no era de un solo color, algunas partes claras y otras un tanto oscuras, como mi alma, como mi vida, no sabía si yo era bueno del todo, pero sabía que no era malo todo el tiempo, simplemen