356. CONTINUACIÓN
Gerónimo sonrió, un destello de complicidad en su mirada. La inquietud de Cristal era palpable y, sin embargo, había un aire de desafío en el ambiente que los rodeaba.
—Tú sabes que el camino del amor verdadero no es solo devoción; también implica aprender a entregarse —dijo, con su voz suave, pero firme—. Quiero que entiendas que cada toque, cada beso, debe venir de un lugar de confianza y consentimiento mutuo. Tú no confías en mí, cielo.
Cristal frunció el ceño, sus pensamientos girando. La idea de la obediencia y la confianza la emocionaban y asustaban a la vez.
—¡Claro que lo hago! —aseguró de inmediato Cristal—. Disculpa por hacer lo que hice.
—No es eso, mi vida —respondió él, inclinándose hacia ella—. Es más sobre ser conscientes el uno del otro. Quiero que descubras lo que realmente significa entregarse y que cada parte de ti se sienta libre de explorar lo que te hace sentir bien.
—¿Y cómo empezaríamos? —se atrevió a preguntar, sintiendo una mezcla de curiosidad y deseo.
Crist