Me despierto algo mareada y de inmediato mi sistema de defensa se activa.
—Eres un idiota —digo y él ríe.
—Tu crees que soy idiota trayéndome estos cinco dólares, la familia para la que trabajas está forrada en dinero y tu… se los vas a quitar, así que no me vengas con esas miserias —y toma el fajo de billetes para tirarlo sobre mi. Comienzo a juntarlos hasta terminar y él sigue hablando sin sentido. No voy a hablarle más, no pienso hablarle ni ayudarle, no pienso el arriesgar todo esto por él.
—Vete a la mierda —y me pongo de pie para caminar de manera torpe fuera de los campos de siembra.
—Necesito más dinero, y tu sabes como co