Mi cuerpo se queda estático, debe de ser un error, no puede estar aquí, pero le veo sonreír. Está tranquilo, está feliz… quiere hacernos daño. Me pongo de pie de inmediato y salto de la cama para tomar el teléfono fijo y llamar al 911.
—No puede ser, no puede ser —repito y ahora es Joe quien se ha despertado.
—¿Rose?, ¿estás bien? —niego varias veces, la operadora contesta y Joe escucha lo que digo sobre Berardo, en ese momento veo como es que comienza a moverse para acomodarse en su silla. Termino la llamada y en ese momento me interroga.
—¿Qué es lo que has visto? —trago saliva
—La puerta de la cocina estaba abierta, sentía e