Decidí no conducir a casa, Emma y yo necesitábamos estar en un terreno neutral y relajante, fui al muelle y sacamos nuestro velero. Cuando estuvimos mar adentro dijo:
—Terapia.
—Lo que quieras. —Asintió.
Toqué sus labios y ella volvió sonreí y le besé.A pesar de estar ambos en la misma casa y en la misma habitación Emma decidió que no tendríamos untimidad puesto que muchos terapeutas matrimoniales lo solicitan, por lo tanto, durmieron como habían estado haciendo; cada quien en su habitación.
La mañana siguiente fueron visitados por la familia de Emma, desayunaron con ellos en el jardín y Emma comentó un poco con respecto a su viaje, ellos con respecto a sus trabajos y luego los hombres se fueron a jugar un poco de póquer contra Emilia quien creía podía ganarles. Solo quedaron Sofía, Verónica y Emma.
—Verónica dinos lo que te pasa.
—Me duelen los ovarios.
—Tengo algo buenísimo pero hay que metérs