El sábado en la noche Emma se mostró muy nerviosa, conocería a su madre, al menos a su madre biológica pero se sentía tan culpable e irresponsable que decidió llamar a su madre adoptiva para que desayunaran, quien diría que se harían tan unidas o reconocerían el amor que se tiene.
— Mi amor.
— James.
— No estás viendo la película. ¿Pasa algo?
— Iré a comer con mi madre y pensé debes hacer lo mismo, Cecilia está algo débil y deprimida. — James besó la cabeza de su esposa.
A la mañana siguiente amables se alistaron temprano y partieron con dirección a la casa de sus respectivas madre, James abrió la puerta e ingresó silenciosamente, el desayuno no restaba en la mesa y su madre no estaba en el jardín ni en la cocina, James le preparó un batido de fresa