Después de llorar un buen rato, Lutxi tomó una profunda bocanada de aire y volvió a colgarse su mochila al hombro.
No quería que la vieran así, por lo que rodeó la casa hasta treparse a un árbol que tenía una rama gruesa que estaba a dos metros del balcón de una habitación de invitados. La usaba todo el tiempo para escaparse o bien escabullirse a escondidas sin que sus padres se dieran cuenta incluso desde pequeña.
Entró a escondidas a su casa, lo más silenciosamente posible, y fue al baño de la habitación para lavarse la cara.
Desató sus dos coletas y las volvió a atar y, luego de media hora, se vio más normal y fue hasta el árbol otra vez, saltando desde el balcón hasta la rama y bajando para ir hasta la puerta principal.
Abrió, sin decir nada, encontrando a su padre dormido en el sofá.
Se acercó a él con una mirada triste. Quería abrazarlo y decirle muchas cosas, pero eso iría en contra del plan que estaba comenzando a armar, así que solo le dio un beso en la mejilla y se marchó su