El guardia se inclinó hacia Emilse y la tomó de los brazos.
—¡¿Qué haces?! ¡Suéltame! —vociferó ella.
—Estoy seguro de que te has aburrido bastante encerrada aquí, divirtámonos un poco —la presionó contra su cuerpo.
—¡Basta, detente! —gritó y consiguió darle un puñetazo en la cara.
Para el guard