Capítulo 43
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En la mañana siguiente, Izan se dirigió al calabozo durante las primeras horas y pidió ver a Adrián, a lo que los guardias lo llevaron hasta su celda.

Apenas ingresó, el olor desagradable golpeó su olfato.

—¡Puaj! —llevó la mano a su nariz, aproximándose a Magnus—. Algo se está pudriendo aq
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