Estaba parada junto al cuerpo del oso que yacía en el suelo, mientras que Sebastián estaba encima de él, ya en su forma humana, quitándole la piel con un cuchillo que no sé de dónde y en qué momento lo obtuvo.
Yo solo lo miraba, curiosa que acababa de suceder esto; más allá de asustarme, me emocionaba, salí de mi trance cuando escuché su sonrisa.
-¿vas a seguir mirándome así?.-me dijo con una gran sonrisa.
-¿qué eres?.-eso fue lo único que pude decirle sin quitarle la mirada de encima.
-creo que la pregunta sería ¿que somos? .-me dijo y lo miré con el ceño fruncido.
-Sostén esto, tenemos que irnos antes de que sientan el olor a sangre .-me dijo dándome el cuchillo.
Se bajó de encima y se puso al hombro lo que pudo sacar de la piel de aquel oso.
Comenzó a caminar y lo seguí. Cuando llegamos a la casa, no entró, sino que entró por donde estaba la entrada al sótano. Lo seguí y vi su reserva de comida, como así como las pieles de animales que de seguro coleccionaba.
-¿este es tu hobb