Rafael, era una criatura realmente vieja. Tanto que no recordaba siquiera su vida antes de ser un arcángel tampoco podía asegurar que había sido alguien antes y no una mera creación de Damian.
Sus memorias estaban casi intactas, porque tenía periodos tan oscuros que las imágenes en su mente eran difusas. Sin embargo, la voz de la mujer a la que amó con locura se mantenía en su mente, susurrándole, a pesar de que la había asesinado.
No es que fuese adrede, sino que no sobrevivió a la conversión, y mientras agonizaba entre sus brazos le pidió ayuda a Damian pero este se negó rotundamente. Si ella no había sido lo suficientemente fuerte para resistir el cambio, no podría sobrevivir entre ángeles y arcángeles.
Pero Rafael pensaba distinto, había sido siempre la mano derecha de Damian, haciendo cosas que no le parecían correctas, pero nunca siquiera cuestionando los pedidos del jefe. Y cuando fue quien necesitó ayuda, obtuvo a cambio indiferencia.
Ahora, quien una vez fuese el arcángel más