La Colección
Oficina de Aurora Hastings – Distrito de Innovación Creativa, Manhattan
El cursor flotaba sobre la pantalla de diseño en su escritorio háptico, pero Aurora llevaba cinco minutos sin moverlo. La ilustración de un collar de gala aún sin terminar parecía mirarla con juicio. Colores vibrantes, líneas limpias. Todo lo que ella ya no sentía.
Se obligó a mover los dedos. El trazo inteligente reaccionó a la presión de su pulgar y la silueta tomó forma. Era su manera de resistir al caos, de sostenerse entre los fragmentos de un mundo que no pidió. Si algo había aprendido en las últimas semanas era que el trabajo -ese refugio que le permitía crear belleza desde el vacío- podía ser también su ancla.
Sin embargo, ni siquiera el sonido suave del sintetizador ni la calm