Blanche:
—¿No te sientes bien?- me interroga Nikola.- estás sonrojada te has puesto a temblar. ¿Tienes fiebre?
Niego, acariciando mi mejillas enrojecidas.
—No, estoy bien.
Nikola había venido a darle el desayuno a los mellizos y cuando yo llegué ya casi terminaban.
Ella me miró con evidente lastima.
—La maternidad nunca es fácil, una sacrifica mucho de su propia salud y tiempo por el bien de los niños.
Comencé a negar y Nikola comprimió sus labios.
—Sé, que ellos no son tus hijos, sé que son tus sobrinos, pero visto desde cualquier ángulo, eres su madre. Los has criado y protegido, nutrido y educado lo mejor que has podido.
Me mordí la lengua y permanecí guardado silencio.
En el suelo, Valiant dibujaba un coche de carreras sobre un papel y Valery intentaba hacer funcionar una pistola de agua que parecía estar descompuesta.*
Nikola se acercó al borde de la cama de la niña, y se sentó en ella, comenzando a doblar las ropas recién lavadas que habían traído.
Aquello