Alexis:
Mía.
Toda, completa y absolutamente mía.
Lo era.
Era mi corderita y mi putica , la chica a la que pervertí, la niñata a la que amaestré para complacerme.
Su cuerpo solo lo había tocado yo.
Sus besos solos los había recibido yo.
Su coño y su cul# solo los había disfrutado yo, pero han pasado seis años.
Seis malditos y largos años en los que ella ha tenido sus romances y se ha abierto de piernas para otros hombres.
Lo sé, porque aunque las investigaciones revelaron muy poco de su vida privada y aunque aparentemente los hombres con los que se relacionaba en Italia eran solo “amigos”, la conozco.
Incluso mejor de lo que me conozco a mi mismo y sé que no aguantaría mucho sin follar.
Es una puta, después de todo.
Es una mujer a la que le gustan los orgasmos, le gusta venirse y le gusta el sexo.
Yo la convertí en una ninfómana adicta a coger.
Y noto los cambios en ella, en como se comporta en la cama. Ya no se queda quieta a la espera de mis embestidas, sino que se mueve debajo de mí