La hiena:
Diez horas antes:

Yelana:

He hecho muchas cosas en mi vida con tal de sacar provecho.

A la tierna edad de dieciocho años, le entregué mi virginidad a un hombre cuarenta años mayor que yo.

¿Y por qué no lo haría?

Mi madre era una borracha empedernida, que cuando lograba mantenerse sobria limpiaba en las casas de personas pudientes y solía llevarme consigo. De ahí, que cuando el Señor Silas Zveg me acorraló en su biblioteca y me rompió el coño de pie, contra la estantería de sus libros, hacía rato que yo sabía lo que era acostarse a dormir con el estómago vacío.

Por supuesto que pude haberlo evitado, pude haber gritado e incluso corrido. Pero no lo hice.

Sabía que ese hombre me deseaba y sabía que convertirme en su ramera podía serme beneficioso.

Y sí, saqué provecho del viejo Silas, después de eso fui su amante durante años y con el dinero que le quitaba me aseguré de nunca más pasar hambre.

Después, fui la mujer de un pandillero de poca monta, pero gracias a él conocí a Niro S
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