Joyas:

Alexis:

Durante un año entero había contenido las ganas de venir corriendo a verla.

La italiana...

Es hermosa, pequeña, atrayente, incandescente como un rubí en ese vestido rojo.

Estaba cambiada. Se la veía fuerte, segura de sí misma, coqueta y sensual.Verla caminar, era verla exudar sensualidad por todos los poros.

D’yavol’skiy ital’yanskiy (italiana del demonio)

La he visto y me he puesto duro al instante.

Lo único que no me gusta de su nuevo aspecto es su cabello. Es apenas una motica rubia, que le da un aspecto de muñequita inocente e indefensa y me hace recordar a Bety Boop. Pero, si algo no es la italiana, es inocente y mucho menos indefensa.

El desfile comienza y me mantengo alejado.

Tomando nota de sus reacciones.

Esperaba que sonriera y riera a carcajadas como siempre lo hacía, sin embargo, recibe los cumplidos y los halagos con un asentimiento y se mantiene en total silencio con una expresión de seriedad que borda en la tristeza.

Hace años que ya no es Sofía Visconti, nunca pudo presumir de ser una Ivanova…pero se ha labrado su propio nombre y fama bajo el nombre de Blanche Morrison.

Aprieto la cabeza de mi bastón entre los dedos, mientras los asistentes aplauden enloquecidos y las diseñadoras suben a recibir sus respectivos ramos de orquídeas.

La rusa a su lado sonríe y lanza besos a la audiencia, Sofía oculta su rostro entre las flores y las huele, cerrando los ojos para luego darle al público una sonrisa triste.

“El pequeño diamante de Almaz” así la bautizaron los periódicos, en varios reportajes en los que ensalzaron su entereza al ser una “ huérfana italiana adoptada por padres de clase media estadounidenses, la cuál consiguió una beca universitaria por su talento y un puesto en la casa de modas más exclusiva de Roma”.         “ Una joven viuda, a quien la vida ha recompensado con fama y gloria la pérdida de su marido.”

Río por lo bajo, puras mentiras.

Pero, es cierto que ella no ha llevado una vida fácil. Las cicatrices en su rostro lo prueban. Cicatrices de la golpiza que mi tío y mi primo le dieron hace tiempo, las cuales oculta lo mejor que puede con maquillaje pero que siempre están presentes.

Mi celular suena y descuelgo al ver que la llamada es de Eván.

—¿Y?

—La tengo.

—Bien. Yo también he tenido suerte en mi cacería. Luego intercambiamos detalles.- cuelgo.

Miro mi reloj.

Es una lástima que “ Blanche Morrison” esté teniendo un día tan maravilloso y lleno de éxitos, porque de ahora en adelante se lo convertiré en un infierno.

Blanche:

Del desfile, subí a mi taller, tomé los bocetos, los guardé en un folder y se lo entregué a mi secretaria.

—La reunión con el Señor Mest’ comenzará en cinco minutos, Señora.

—Gracias, Avril.

Tomé mi bolso y me fui a la sala de reuniones, sirviéndole un café al entrar y ocupando mi puesto en la larguísima mesa.

Ninguno de los demás diseñadores había sido citado a la reunión, lo cual no auguraba cosas buenas.

Cuando tu jefe y dueño del sitio en que trabajas te cita solo a ti, es porque algo anda terriblemente mal.

Tras veinte minutos de espera, me levanté, yendo a pararme delante del gigantesco ventanal a contemplar el tráfico de Roma en un intento por calmar mis nervios.

—Privet, Predatel'skaya suka. ( Hola, puta traidora.)

Sonrío, mordiéndome el labio inferior en un intento por calmar las pulsaciones descontroladas de mi corazón.

Se ha demorado seis años, pero me ha encontrado.

Lo supe desde que me anunciaron que la reunión sería con el Señor Mest’ ( venganza). Ya no soy esa niñata tonta que no entendía el ruso, ahora lo domino a la perfección.

Me giro para enfrentar a mi verdugo y todo mi cuerpo tiembla cuando mis pupilas son inundadas por su azul de hielo de sus ojos.

Después de tanto tiempo aún tiene el poder para ponerme débil.

Me abrazo a mí misma y lo contemplo un momento, admirando los cambios en él.

Ya no parece un guerrero vikingo sediento de sangre y destrucción, ahora es cien por ciento el empresario refinado que se paseaba en algunos círculos.

Hace seis años lo dieron por muerto. Tras la explosión en la Ciudadela desapareció, sin embargo ahora lo tengo frente a mí, sentado a la cabeza de la mesa, en una postura relajada y mirándome con los ojos entornados.

El depredador me está analizando. Está tomando nota de mis debilidades para darme el zarpazo.

No puedo escapar, no hay nada que pueda hacer, solo retomar mi asiento y enfrentar lo que sea que quiera hacer de mí.

Alexis Ivanov me ha encontrado

Le veo rebuscar en los bolsillos de su traje y ya sé de qué va esto.

Contengo un suspiro de frustración y lo detengo, antes de que nos empape a ambos.

—No puedes hacerlo aquí, Alexis.

Me mira con furia y prosigo.

—¿Ves eso?- interrogo, señalando a los rociadores en el techo.- ese es el sistema anti incendios. Prende un puro aquí dentro y recibiremos un baño.

Comprime los labios, y extrae un paquete de chicles de uno de sus bolsillos, metiéndose uno en la boca.

—Es una suerte entonces que haya dejado de fumar hace cosa de cuatro años.- masculla y su voz gruesa y gruñona me inunda de recuerdos.

 Me reclino en mi silla, acariciando mi pendiente con los dedos.

—¿Que quieres, Alexis? No eres un hombre paciente, si me quisieras muerta de seguro ya lo estaría.

Me recorre con la mirada y se me hace un nudo en la garganta, porque después de mirarme me entrega una sonrisa lenta, forzada…una sonrisa de sicópata que me hiela la sangre.

—¿Con quien estoy hablando ahora?- interroga, y aparto la mirada.

Él me conoce.

Sabe lo que soy.

“ Lo que somos”

—Con ambas. Morte también te escucha.- susurro.

—Perfecto, entonces no habrá excusas ni más mentiras. He venido a recuperar lo que me robaste, italiana.

***

Debo escapar, debo huir.

Un sudor frío me recorre...

“ No lograríamos nada, ya nos encontró una vez, lo volverá a hacer.”

Oh, tú cállate, no ayudas.

“ Debiste intentar seducirlo, siempre fue susceptible a nuestros avances, estoy convencida de que te habría perdonado todo, si le ofrecías una buena mamada.”

Bufo exasperada.

No lo conoces lo suficientemente, él es un perro rencoroso que no descansará hasta verme muerta.

Mi subconsciente ríe.

“ O tal vez, yo lo conozco mejor que tú.”

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo