Liu:
He estado horas dándole verga a esta zorra y mientras más sexo le doy más quiere ella.
Es cierto que es una puta incansable. No bien termina de venirse ya ruega por más.
Se ha prendido a mamarme y se ha tragado mi leche como si fuera jugo de naranja.
La ramera es insaciable.
La he amarrado, y esposado y se ha venido como cinco veces pero está como si fuera una leona en celo, se ha puesto incontrolable.
—¿Qué sucede, Yakuza?- se burla.-¿ ya te he dejado seco?
Lo cierto es que me tiene al borde de un colapso, estoy sudoroso y cansado, el corazón me aprieta el pecho, pero decirlo es reconocer mi propia derrota.
Se relame con gusto, mirándome jadeantes, con esa cara de puta, y yo fantaseo con abofetearla.
—Hazlo.- me reta, respirando entrecortadamente debajo de mí.- si lo que quieres es cachetearme, hazlo.
No lo pienso dos veces, soltándole una bofetada que le gira la cara, desparramándole el cabello. Se queda quieta un minuto y creo que comenzará a llorar, pero en vez de eso se ríe,